Me alegra que te acerques a la ventana y me invites a salir,
pero no puedo, me tengo que quedar.
Disculpa que las telarañas empañen la visión de tu belleza,
me cansé de limpiar.
Sigue elevándote, llegando al cielo, a las nubes, a los pájaros…
no falta mucho para verte desde otro lugar.
Y tranquila, cuando salga, no te voy a podar.
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